Estamos en un momento histórico para Puerto Rico, un punto de inflexión donde las decisiones que tomemos hoy definirán nuestro futuro y el de las generaciones que nos siguen. Las congresistas puertorriqueñas Nydia Velázquez y Alexandria Ocasio-Cortés han alzado su voz en apoyo a La Alianza en Puerto Rico, un gesto que no solo es significativo en términos políticos, sino que nos llama a reconocer la urgencia de este momento. Este respaldo no es casualidad; refleja el reconocimiento de que estamos viviendo una crisis profunda, fruto de la corrupción sistemática que ha corroído nuestras instituciones bajo el mando de los partidos tradicionales que, por décadas, han puesto sus intereses por encima del bienestar del pueblo.
El PNP y el PPD, partidos que han alternado el poder en la isla por más de 50 años, han demostrado repetidamente su incapacidad para gestionar los recursos del país de manera honesta y efectiva. Lo que hemos visto es un desgaste moral de la política puertorriqueña, donde los mismos apellidos controlan las estructuras de poder, creando un ciclo de riqueza generacional para unos pocos, mientras el pueblo sufre las consecuencias del saqueo de nuestros recursos.
Nos enfrentamos a una corrupción institucionalizada. Los servicios esenciales, como la educación, la salud y la infraestructura, se han deteriorado dramáticamente. Mientras tanto, quienes ocupan los puestos de poder han buscado lucrarse a costa de nuestras necesidades, vendiendo activos públicos y debilitando nuestra capacidad de autosuficiencia. La privatización desmedida, los contratos con empresas externas que no tienen un verdadero compromiso con el bienestar de Puerto Rico, y el saqueo sistemático de fondos destinados a la recuperación de desastres naturales como el huracán María son solo algunos ejemplos de la devastación que han dejado en su camino.
Hoy, la Alianza representa una nueva esperanza, una verdadera oportunidad de cambiar el rumbo de la isla. No es simplemente un movimiento político, es una respuesta urgente a un pueblo que ha sido traicionado por demasiado tiempo. Lo que Nydia Velázquez y Alexandria Ocasio-Cortés reconocen en su apoyo a La Alianza es que el pueblo puertorriqueño está listo para algo más, para un gobierno comprometido con la transparencia, la justicia social y el bienestar común.
Velázquez y Ocasio-Cortés, dos voces que han luchado incansablemente por los derechos de nuestra comunidad en los Estados Unidos, están respaldando una visión de un Puerto Rico donde la corrupción no sea la norma, donde los recursos de la isla se utilicen para mejorar la vida de todos los puertorriqueños, no solo de los pocos que han monopolizado el poder.
Puerto Rico es un paraíso, una tierra rica en cultura, biodiversidad y recursos humanos que no han sido aprovechados por los gobiernos corruptos que nos han gobernado. Este paraíso, sin embargo, ha sido sistemáticamente destruido por quienes han buscado vender su alma al mejor postor. No podemos permitir que este ciclo continúe.
Es el momento de rescatar a Puerto Rico de las manos de quienes solo ven en la isla una oportunidad para lucrarse. No podemos seguir siendo espectadores pasivos mientras se privatizan nuestras tierras, se venden nuestros recursos naturales y se destruyen los pilares de nuestra economía. Tenemos que ser actores del cambio.
La corrupción ha empobrecido al país no solo económicamente, sino moralmente. Pero el espíritu del puertorriqueño, como lo demostró en el verano del 2019, sigue vivo y luchador. Tenemos en nuestras manos el poder de transformar el futuro, de llevar a cabo una verdadera revolución política y social que ponga al pueblo por encima de los intereses privados.
La lógica detrás de La Alianza: Un voto moral y matemático
La moralidad en este momento histórico está clara. Votar por La Alianza representa un acto de conciencia, un acto de justicia hacia un pueblo que ha sido traicionado. El Movimiento Victoria Ciudadana y el PIP, juntos en La Alianza, son la opción que se distancia de las prácticas corruptas, y han demostrado con sus propuestas y acciones una integridad que está ausente en los partidos tradicionales.
Pero además del argumento moral, está el argumento matemático. La realidad política ha cambiado. Los resultados de las elecciones de 2020 nos muestran que los partidos emergentes ya no son una opción marginal; se han convertido en una fuerza real. Juan Dalmau, por ejemplo, logró un histórico 14% de los votos, esto significó que para la gobernación, el PIP y Victoria Ciudadana juntos lograron un 28% de los votos, mientras que el actual gobernador, Pierluisi, ganó con solo un 33%. Adicionalmente, el Movimiento Victoria Ciudadana obtuvo varios escaños en la legislatura, y la tendencia para las próximas elecciones es clara: el bipartidismo se está debilitando. La matemática electoral ahora favorece una coalición de cambio.
Votar por La Alianza no solo es una decisión ética, sino una estrategia ganadora. La idea de que no se puede romper el ciclo de PNP y PPD ya no es cierta. El pueblo ha demostrado que está listo para un cambio, y los números lo reflejan. Las personas ya no están dispuestas a votar por el "menos malo". Ahora, tienen la oportunidad de votar por candidatos con propuestas concretas, integridad comprobada y una visión clara para un Puerto Rico más justo.
Estadistas, que han sido defraudados por un partido que solo utiliza el ideal de la estadidad como promesa vacía, encuentran en La Alianza un espacio donde pueden luchar por una democracia limpia. La Alianza reconoce que cualquier discusión sobre el estatus tiene que ser honesta y transparente, y será el pueblo, no los políticos, quien decida ese destino.
Estadolibristas ven en La Alianza una plataforma que respeta el consenso y la discusión abierta, donde el bienestar de los puertorriqueños será lo primero, independientemente del estatus que se elija. La Alianza está comprometida con asegurar que todos los sectores de nuestra sociedad tengan una voz, no solo las élites.
Independentistas encuentran en La Alianza un movimiento que lleva años defendiendo una visión de soberanía para Puerto Rico. Pero, a diferencia del pasado, La Alianza entiende que el cambio estructural debe comenzar con un gobierno libre de corrupción, donde los recursos se utilicen para levantar a la gente, no para enriquecer a los mismos actores corruptos.
La urgencia de este momento
Estas elecciones son críticas. Si no tomamos las riendas ahora, si no nos organizamos y elegimos a quienes de verdad están comprometidos con un Puerto Rico libre de corrupción, las generaciones futuras nos mirarán y preguntarán por qué no actuamos cuando pudimos.
La Alianza es nuestra oportunidad. No solo para cambiar el gobierno, sino para rescatar el país de un futuro de dependencia, corrupción y desigualdad. Este es un momento histórico, y necesitamos que cada puertorriqueño, tanto en la isla como en la diáspora, se sume a esta lucha por un futuro digno.
La era de votar por el menos malo ha terminado.