El descaro no tiene límites. Mientras nuestras escuelas sufren por falta de recursos, el director político de campaña de Jenniffer González ya asegura su pedazo del pastel en el Departamento de Educación. Esto no es sólo un conflicto de intereses, es una bofetada a los estudiantes, maestros y padres que luchan por una educación de calidad. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que sigan utilizando nuestras instituciones como premios políticos? ¡Esto es aterrador y repulsivo!
llamado a voto íntegro por parte del PNP:
El reciente contrato otorgado al director político de campaña de Jenniffer González en el Departamento de Educación es una señal clara de cómo el poder político en Puerto Rico sigue priorizando los intereses partidistas sobre las necesidades reales del pueblo. En este contexto, la candidata y su partido están pidiendo al electorado un voto íntegro en las próximas elecciones, una propuesta que, cuando se analiza a la luz de estos hechos, resulta extremadamente peligrosa.
El sistema educativo de Puerto Rico maneja un presupuesto de 5.4 billones de dólares, lo que equivale a un gasto aproximado de 24 mil dólares por estudiante. A pesar de esta enorme cantidad de recursos, nuestras escuelas enfrentan condiciones deplorables, con problemas de infraestructura, falta de materiales y un sistema que claramente no está respondiendo a las necesidades de los estudiantes y maestros. ¿Cómo podemos justificar estas deficiencias cuando los recursos están ahí? La respuesta radica en cómo se utilizan esos recursos y quiénes toman las decisiones.
Un voto íntegro, como el que pide Jenniffer González y su partido, es una delegación total de poder a una sola fuerza política. Esto no solo limita la fiscalización, sino que también perpetúa un sistema donde las decisiones se toman en beneficio de unos pocos en lugar de en función de las verdaderas necesidades del país. Al concentrar el poder en un solo partido, nos arriesgamos a que más contratos como este se sigan otorgando, favoreciendo intereses políticos por encima del bienestar de la educación y otros sectores cruciales.
La evidencia sugiere que el PNP utiliza tácticas de obstaculización legislativa para culpar a los partidos emergentes y mantener su control político. Esta estrategia no solo perpetúa la ineficiencia legislativa, sino que también manipula la percepción pública para reforzar su dominancia. Es fundamental que la ciudadanía reconozca estas tácticas y exija una mayor transparencia y responsabilidad en el proceso legislativo. Solo así podremos construir una democracia verdaderamente representativa y justa.
En contraste, el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), en Alianza con el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), se distingue claramente de los partidos tradicionales en Puerto Rico porque fomenta una coalición inclusiva y diversa de sectores sociales comprometidos con la reconstrucción del país, basada en la justicia social, la transparencia y la participación ciudadana. A diferencia del PNP y el PPD, el MVC no depende de grandes donantes ni de estructuras jerárquicas que concentran el poder en unas pocas manos. En su lugar, funciona como una red de movimientos que trabaja desde las comunidades, asegurando que las voces de todos los sectores sean escuchadas y representadas. Esta estructura colaborativa lo diferencia radicalmente de los partidos que han gobernado por décadas sin resolver problemas como la corrupción y la ineficiencia gubernamental.
El MVC se enfoca en temas urgentes como la educación, donde propone revertir las privatizaciones y asegurar un presupuesto adecuado para la educación pública, basado en una reforma que involucre a la comunidad escolar y fomente una enseñanza inclusiva y equitativa. Este compromiso con la transparencia y la reconstrucción social hace del MVC una alternativa real y necesaria frente a los partidos tradicionales que han fallado en mejorar las condiciones de vida en la isla.
Por eso, en lugar de optar por un voto íntegro que perpetúe los mismos problemas de siempre, es fundamental que el electorado vote con conciencia, evaluando la trayectoria y las propuestas de cada candidato. El futuro de Puerto Rico depende de nuestra capacidad de elegir líderes que estén verdaderamente comprometidos con el bienestar común, y no con mantener el poder a cualquier costo.